domingo, 23 de mayo de 2010

EL POMBERO

ENTRE LA VERDAD Y EL MITO.(Mi encuentro con el Pombero)
Inducido por circunstancias especiales y personales que trataré de contar a lo largo del presente relato, me vi envuelto en la más sorprendente aventura, jamás imaginada...
¡Por supuesto!: Nunca me había ocurrido algo semejante.
Al terminar los Actos de Clausura del VII Encuentro Literario Internacional "CATARATAS DEL IGUAZU" (en la tarde del día 21 de Octubre del 2.007), al que asistí -por primera vez- invitado por E JENDU: Arte, Ciencia y Cultura, el sentido de mi vida dio un giro transcendental.
Mi escala de prioridades en la vida se modificó definitivamente, para darme a conocer otros valores que hasta ese momento me eran desconocidos.
La tarde estaba bien avanzada, el sol ya no filtraba sus rayos por los grandes ventanales situados a mi izquierda de un gran aula-salón del Centro Cultural, donde se celebraba el evento.
Allí acabarían los tres días dedicados al reencuentro literario de un grupo de poetas, desconocidos entre si hasta entonces pero que salimos hermanados para siempre.
Los asistentes fuimos convocados al certamen -por nuestros respectivos anfitriones- con casi un año de anticipación: “Talleres Araucaria”, de El Dorado.
Efectivamente, fue un encuentro internacional y de alto nivel, formado por poetas y aprendices – de ambos sexos- en número de un centenar: iberoamericanos y algunos europeos…
El objeto de reunir estos grupos literarios en ciertos lugares estratégicos –como en este caso cercano a las Cataratas del Iguazú- empezó a tener un sentido claro para mí.
Nunca había asistido a reuniones de este tipo en mi vida y me animé a estar presente –en esta ocasión- , por la belleza tan linda que encontré en mis dos viajes anteriores a Argentina y haber visitado esta provincia de Misiones.
Considero que estos encuentros literarios, tienen por objeto: fomentar la cultura, divulgar los trabajos literarios de escritores, aficionados unos y consolidados otros -en más o menos grado-, y que estén integrados por personas que cultivan las letras en cualesquiera de sus manifestaciones.
Es una bonita y agradable forma de hacer nuevas amistades, turismo, cultura y dar a conocer parte de las obras de los autores del momento –sobre todo noveles-.
Las exposiciones de las obras se hacían directamente de viva voz por cada autor.
Creo sinceramente, que debe haber muy pocos escritores dispuestos a no dar mérito a sus trabajos, sin embargo somos nosotros, al recitar o leer en público nuestras obras, cuando les restamos valor.
Desde luego –aquellos que no estamos acostumbrados a ser el centro de las miradas de los demás- nos vemos en serios aprietos, al hacerlo.
Lógicamente la mayoría de nosotros llevamos el ego personal escondido.
Al finalizar la mañana, se dieron por terminadas las presentaciones y lecturas de los trabajos que se presentaron por cada autor.
Ahora nos iban nombrando por orden alfabético del primer apellido para entregarnos un diploma recordatorio de la asistencia a los actos y por haber participado en el evento literario.
Consideré un precioso obsequio la cartulina a enmarcar, diestramente decorada que, me entregaron al llegarme el turno.
Me encargaría de enmarcarlo al llegar a mi país, para que me sirviese –al instalarlo en casa- de decoración para algún hueco en las paredes vacías de mi escritorio.
En la afrontada del salón, de cara a los participantes, estaban situados media docena de componentes directivos que presidían el acto, cuyos miembros se turnaban la palabra, glosando de forma coloquial la clausura anual del Encuentro Internacional Literario Cataratas de Iguazú VII.
Cerró el acto de clausura el Presidente de la mesa con unas palabras de agradecimiento a todos los asistentes y colaboradores que se habían esforzado eficazmente para que todo resultase un éxito cultural, ameno y fructífero en todos los aspectos.
Posteriormente y a la finalización de sus palabras hubo un pequeño refrigerio otorgado a los asistentes por los organizadores -Talleres Araucaria- El Dorado: compuesto por algunas bebidas –no alcohólicas- acompañadas de canapés variados.
Mientras consumíamos este –tente en pié--, intercambiábamos algunos trabajos publicados, direcciones, e-mail o teléfonos para poder seguir en contacto.
Fui de los primeros en abandonar el recinto y me encaminé hacia la habitación de mi hotel para dejar algunos libros y la bolsa que me había servido de portafolios durante mi asistencia, de varios días.
A medida que me distanciaba del centro cultural, notaba un relajamiento corporal y un descanso mental reconfortante.
Este estado de bienestar iba creciendo a medida que me acercaba al hotel y en mi cabeza se forjaba una añoranza persistente desde que volví a Iguazú.
Estaba empezando a organizarme mentalmente- en aquello que haría durante el corto espacio de tiempo que mediaba hasta llegada la hora de la cena en el hotel- y la añoranza- que me había invadido todo el día- volvía a golpear nuevamente.
Si descansaba tumbado en la cama, corría el riesgo de quedarme dormido y sin cena.
Estaba un poco cansado para leer un rato.
Para tratar de hacer hora, debía ocuparme en algo: pero en leer tumbado.
Hasta que fuesen las 21,30 horas: cuando empezarían a dar las cenas en el hotel…, pensé: (tengo tiempo suficiente de visitarlas…).
“Como si hubiese sido atraído por una fuerza especial o sobrenatural…: quizás…, inducido por una necesidad perentoria que me atraía firmemente, -ignorada por mí hasta entonces-, noté en mi interior una nostalgia sonámbula que me llevaba hasta la sobrecogedora Garganta del Diablo”.
Interiormente me fue embargando una necesidad inaplazable de hacer una visita, -aquella misma tarde- a las Cataratas del Iguazú.
En varias ocasiones durante el día había pensado en ello, pero no pude hacer un hueco en mí tiempo, ocupado por la asistencia a las: charlas, exposiciones o lecturas literarias de los asistentes.
El día anterior las había contemplado –en la distancia- desde los ventanales del hotel Sheraton, a tiro de cañón-.
Por cierto: son maravillosas, sorprendentes, majestuosas y más…
“Las Cataratas del Iguazú fueron descubiertas en el siglo XVI por un destacamento español de conquistadores – que oyeron su ruido a varias leguas del enclave- a cuyo frente figuraba Don Álvaro Núñez Cabeza de Vaca en enero de 1.542, cuando se dirigían desde Isla de Santa Catalina a Asunción, la denominaron entonces el salto de Santa María.
Vista de las cataratas del Iguazú. En el centro la Garganta del diablo.
En el idioma Guaraní significan –agua grande- .
Son cerca de 300 saltos de hasta 100 metros en caída. No se pueden encontrar adjetivos para poder describirlas con exactitud…
Al menos yo no soy capaz de hacerlo adecuadamente… Todo lo que se diga es poco... ¡No podía dejar de volver por allí nuevamente!.
-Era de obligado cumplimiento-...
Lo necesitaba, como alimento y remedio espiritual…
Mi alma me lo exigía y mi cuerpo no podía oponerse a sus deseos.
Por otra parte: tampoco se pueden dejar de visitar las Cataratas del Iguazú y volvernos por Misiones (Argentina), por Fox de Iguazú (Brasil) o por Ciudad del Este (Paraguay), pensando que has hecho un viaje perfecto, si no visitas ese delicioso e inigualable paraje y que además, si estando tan cerca del lugar, -te vas sin visitarlas-, no encontrarás sosiego posible en adelante, ni te perdonarás la cobardía.
Seguro que las visitarás y –lo harás- tantas veces como te encuentres cerca de allí, claro: si no eres un ser irracional y mediocre -oponiéndose a sus propios sentimientos-.
Sería un sacrilegio no hacerlo, porque ofendes a la madre Naturaleza y a tu propia persona, no dándole a contemplar tal delicia.
"Al menos así lo siento en mí cada vez que viajo por sus cercanías".
¡Ejerce un poder de atracción tan especial e increíble de expresar…!.
Parece…, -estando allí-, como si entrases en éxtasis o te llegase la última hora, avistando las puertas del Más Allá: Donde habrás de rendir cuentas.
Sientes filtrarse todas las escorias que llevas dentro, eliminándolas en las granzas personales que sueltas, o al arrojarlas a las aguas purificadoras:Consecuencias de los caminos embarrados por los que transitas en esta vida.
Algo se escapa del alma que te la deja como más joven y despierta…
Dispuesta a emprender nuevos caminos y con más renovada ilusión; como si encalases de nuevo tu casa…
Llenándola de vida nueva…
Pulcra como la nieve recién caída.
Se asemeja al momento cumbre de recibir por primera vez el Sacramento de la Eucaristía -en tu primera comunión-, si lo has experimentado.
La ilusión traspasa los Esteros del Iberá –otra de las grandes maravillas de mi amada Argentina, (reserva hídrica de la Biósfera) -en la vecina provincia de Corrientes.
“Pareces caer de golpe sobre el centro de la tierra”.
Se hace patente la grandeza de las aguas, te sientes parte de la nada ante tal acontecimiento.
Se te olvidan los problemas cotidianos y muchos de ellos soltarán sus lastres, especialmente los de origen espiritual o de dudas.
La vida se ve desde un prisma muy diferente al cotidiano.
Es como si con un diamante rallasen la coraza en que estás envuelto –quedándote un brillo imperecedero-.Tu intimidad y tu orgullo se resienten…, no eres ni el polvo del camino que has andado.
Es muy difícil de explicar para el que, -como yo- no tiene la capacidad de ahondar en tales descripciones y salir airoso de ellas.
La mano de Dios se nota por todas partes.
"Es creación Divina."
¡Seguro que sí!...
Ni el Machu Picchu, ni las Pirámides de Egipto, Nueva York o la inmensidad del Mar, etc., llegarán a limpiarte el alma, como lo hará: el permanecer unos minutos mirando la Garganta del Diablo, apoyado sobre la barandilla quita miedos.
Te trasladaste a las puertas de la Gloria y entras en un estado de contemplación inigualable…
Algo se escapa de tu yo…, y se queda pululando en el ambiente; quizás, transformado en vencejos para flotar en el aire o gravitando por encima de las aguas, al inspirar el aliento de la tierra.
En las noches: fugaces luciérnagas iluminan el embrujo -del festín- que organizan las aguas cayendo sobre las fauces del monstruo que encierran, llevándose vapores y ruidos en sus alas traslúcidas, para enriquecer los humedales, -a la vez- que forman precoces nubes, impacientes por recorrer los espacios siderales...
--Aquí te proporciono –amigo lector- algunos datos de interés por si te pueden ser útiles:
“El Parque Nacional Iguazú ocupa una superficie de 600 millones de metros cuadrados, o lo mismo a: 60.000 hectáreas aproximadamente”.
Les recomiendo, además de hacer las visitas oportunas a los saltos de agua -tanto de la parte argentina como de la brasileña-, recorrer los senderos internos del Parque y podrán disfrutar de lugares con bellísima naturaleza.
“Es una riquísima selva tropical , con una muy amplia variedad de flora u fauna ( se le calculan unas 2.000 plantas diversas, más de 400 aves diferentes, gran variedad de mamíferos, reptiles e insectos), -yaguareté, monos, puerco espines, jabalíes, cuatíes, lagartos, carpinchos, jacarés, pavos de monte, cuatíes, distintas variedades de mirlos- macucos-,etc.”
Es increíble e indómita toda la provincia norteña de argentina -Misiones-.
Admirable por todas sus gentes y por esa belleza natural que encierra. ¡Cuánta majestuosidad he visto en su suelo virgen y en tan poco tiempo!...
Sus otros muchos saltos de agua, aun desconocidos para la mayoría de los turistas, para los provincianos y aún más para extraños de la zona.
No te puedes perder una visita por estas tierras para mostrar a tus ojos los encantos seductores, de colorido inigualable que allí se concentran“.
Date el placer de recorrer gran parte de la cuenca del río Paraná hasta contemplar las fronteras que hacen Argentina, Paraguay y Brasil…, a tiro de piedra, -bueno a 12 km.-, están enclavadas las cataratas del Iguazú”. En las rocas mojadas –detrás de los saltos de agua- se reproduce el vencejo, al que podrás ver con múltiples requiebros cazando entre las aguas. Está perfectamente adaptado al sitio y es como un símbolo del lugar.
La provincia de Misiones, situada en la parte noroeste de la República Argentina, con una superficie de unos 30.000 km2, es una de las más pequeñas del país, su orografía es ligeramente accidentada, donde aparecen ligeras serranías selváticas muy prolíficas, con alturas suaves no superiores a los 850 metros en el Monte Barranco.
La surcan innumerables riachuelos, que van a dar cauce a algunos ríos de importancia, como –en orden creciente de caudal-: Pepirí-Guazú, San Antonio, Iguazú, Uruguay y el más importante de todo el Paraná.
Su suelo –rico en óxido de hierro y alúmina en descomposición: le dan un color característico colorado.
Su clima es subtropical con vientos flojos y húmedos del Atlántico que le dan una temperatura media anual de 20° C.
Su flora es muy rica y variada que convierten sus dos ecosistemas en un vergel tropical: con grandes árboles de inestimables riquezas maderera.
Algunos de sus árboles sobrepasan los 50 metros de altura, como: el lapacho, el cedro, la caña fístula, el peteribí, el gua tambú, el timbo, la cachañara, el palo rosa, el pino del Paraná, etc., e infinidad de arbustos, enredaderas, estratos herbáceos, plantas de cultivo mate y helechos, etc.
También es muy rica y variada en cuanto a su fauna se refiere, una gran vistosidad tienen sus pájaros, mamíferos, peces, insectos, etc., muchos de ellos en peligro de extinción, son característicos: el yaguareté, el tapir, el oso hormiguero, el lobo de río, la nutria, el oso melero, el pecarí, la paca, el cuatí, monos; aves como el tucán, el vencejo de las cascadas, la harpía, los patos, el faisán, loros, mariposas muy variadas, moscas, orugas y otros.
Tanto en la provincia de Misiones, como en las que cruzas de sur a norte –si viajas en auto- encontrarás verdaderas maravillas que visitar o relajarte de un viaje largo de unos 1.100 km., desde Buenos Aires; pero lo más conveniente es viajar por avión, hasta Iguazú en la parte Argentina o hasta Fox de Iguazú en la brasileña –ambos aeropuertos son internacionales; así podrás llegar más descansado y ganarás por lo menos un día para ampliar tus visitas por los alrededores de las Cataratas del Iguazú.
Tienes que ver las minas de Wanda, lugar de donde se extraen las piedras semipreciosas de gran belleza natural y donde podrás comprar a precio de costo aquellas que mejor vayan con tu personalidad y llenen tu satisfacción personal –realzando tu belleza-, además de hacer una buena inversión en gemas.
Las ruinas de San Ignacio –te llevará a la época evangelizadora de los Jesuitas sobre los nativos –casi todos guaraníes- y las huellas dejadas por los conquistadores.
La casa de Horacio Quiroga en San Ignacio, gran literato-de origen uruguayo que vivió intensamente en la Argentina y ha sido poco reconocido.
El puerto del Paraná a su paso por Posadas –capital de Misiones-, otros saltos de agua magníficos son los Saltos del Maconá.
Horacio Quiroga, Lugones y otros literatos de la época. Cataratas con menos agua, al fondo La Garganta del Diablo.
Si tienes ocasión no dejes de visitar e incluso pasar algunos días en los Esteros del Iberá en la provincia de Corrientes.
En la parte brasileña –que conozco menos-, no dejes de visitar la represa sobre el río Paraná denominada de Itaipú -, una de las más grandes y en producción de energía eléctrica la mayor del mundo.
Esta magna obra, recientemente –la Asociación Norteamérica de Ingenieros Civiles- (al igual que lo hiciera el griego Anti Páter en la antigüedad eligiendo las siete maravillas del mundo de entonces: las Pirámides de Egipto, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa, la Estatua del dios Zeus en el Olimpo, el Coloso de Rodas, el Faro de Alejandría y el Mausoleo de Halicarnaso), la propuso para elegirla como una de las siete maravillas del mundo moderno y, -la mayoría de los afiliados y otros muchos especialistas-, la eligieron para ocupar uno de esos siete puestos, a decir: el Golden Gate, el Canal de Panamá, el Euro túnel, el Edificio Empire State, la Torre Canadian National, el Proyecto de control de las aguas del Mar del Norte y Represa de Itaipú sobre el río Paraná, como la hidroeléctrica mayor del mundo en producción de energía.
Dicen los folletos turísticos, que: el hormigón empleado en su ejecución equivaldría al necesario para construir 210 estadios como el Maracaná de Rio de Janeiro y que con el acero y el hierro utilizados se podría construir 380 veces la Torre Eiffel.
Modelo de aprovechamiento pluvial en la producción de energía eléctrica.
La electricidad que producen sus turbinas abastecen la cuarta parte del consumo total de Brasil y casi la totalidad del consumo en Paraguay.
Actué, como si estuviese poseído por alguna diosa mítica
lejana…
Dejé libros y papeles encima de la cama y sin pérdida de
tiempo: monté en el auto que permanecía aparcado en el
recinto de los jardines del Hotel Che-Gora, donde con buen
criterio me recomendaron -el alojamiento- la primera vez, que
visité Iguazú.
Con ardientes deseos de llevar a cabo mi empeño, me encaminé hacia el recinto del Parque Natural del Iguazú.
-Este mismo año ya había estado en dos ocasiones visitándolas -en abril y en agosto-.
Posiblemente no me era permitido dejar pasar la ocasión de
visitarlas por tercera vez -como en este momento se me estaba
presentando-, para disfrutarlas de nuevo.
Tan seguro y deseoso estaba de hacerlo que no me importaban
las inclemencias del tiempo, ni lo avanzado de la tarde.
Además a la mañana siguiente viajaba -muy temprano, en auto,
con dos amigos, camino de Buenos Aires- y no tendría
oportunidad para hacerlo en algún tiempo.
No me sería posible volver por esas tierras hasta pasado al
menos dos o tres años, las distancias eran largas desde mi
país e incluso desde Buenos Aires –donde permanecería
algunos días más- era un trayecto bastante largo, seguro que
no tendría tiempo de acercarme a visitarlas.
Tampoco contaba con la opinión y el consentimiento de mis
amigos y compañeros del viaje de retorno, para retrasarlo por
ello.
El viaje a Buenos Aires se hacía bastante largo en auto, para
hacerlo de un tirón.Seguramente tendríamos que hacer una parada –como
siempre- y pasar la noche en las Termas de Chajarí, para
emprender los últimos kilómetros al día siguiente, hasta la
capital de la Nación Argentina. “A mitad de camino entre las
Cataratas del Iguazú y Buenos Aires, faltando tan sólo 523 km.,
para llegar a la capital de la República de Argentina, se
encuentran Las Termas de Chajarí en la margen izquierda de la
ruta nacional 14.
Estas instalaciones ocupan una superficie aproximada a los
500.000 m2., muy cómoda, segura y apacible, es un recinto
cerrado, bien vigilado, con bungalós modernos, casas
individuales y sitios de acampadas –para los que deseen estar
más en contacto con la naturaleza-, donde podrás hacer vida
hogareña a precios muy asequibles.
Sus instalaciones de balneario termal, es muy completo: tiene
una variedad de piscinas, jacuzzis, cascadas, pozos de
masajes, etc., con aguas de temperaturas muy variadas –que
llegan en boca del manantial a unos 40 °C. Es un lugar muy
relajante, tranquilo y limpísimo. Termas de Chajarí, Entre ríos,
Argentina. Ruta 14 a 523 km. De Buenos Aires.
Además de un descanso muy merecido –una estancia de un
par de días en estas instalaciones-, te relajará toda la
musculatura y favorecerá tu organismo con un sinfín de
propiedades terapéuticas que captarás a través de la piel, de
los masajes naturales que recibirás –bajo las cascadas o en
los chorros de agua a presión de sus piscinas- porque
contiene factores especiales en sus aguas cloruradas y
debidamente administradas, tienen características orgánicas
especiales, favoreciendo las funciones vitales del organismo”.
Cada vez que pasaba por Chajarí –de ida o vuelta a las
Cataratas del Iguazú, pernoctaba en dicho valneario.
Era ahora la ocasión más propicia de visitar nuevamente las
Cataratas del Iguazú, o pasará mucho tiempo antes de
volver…
Por otra parte, tenía que ir a visitarlas sin demora y por supuesto antes de irme: necesitaba limpiarme el alma.
Tenía todo mi ser entristecido y era importantísimo curarlo sin
demoras.
A la tercera va la vencida, -se dice, con bastante frecuencia
entre las gentes de mi país, -cuando no se alcanza lo
pretendido, ni a la primera, ni a la segunda ocasión -. No se
deben dejar pasar las ocasiones.
Esta era fundamental para mi existencia y para conseguir mi
paz interior.
En esos momentos no me percaté -de que en mí- se podrían
estar dando esas circunstancias…, fue más tarde, cuando me
di cuenta de ello.
Y ocurrió…, -aquella misma tarde noche-.
Ciertamente, tenía relación mi iniciada tercera visita, con un
fin que yo estaba persiguiendo, desde la visita anterior en
Agosto pasado…
Mi sufrimiento acumulado, al no conseguir convencer a mi
Compañera -guaraní-: para que se viniese a vivir conmigo a
España.
Como consecuencia de este viaje, bulleron en mi mente estos
versos:
A MISIONES...

POR LOS POROS DE MI CUERPO:
SE HAN COLADO TUS AROMAS,
DE ESTAS TUS TIERRAS MOJADAS,
DEL VERDE BOSQUE Y SUS SOMBRAS.
MIS ARTERIAS VAN SURCANDO
TU PIEL ROJA: QUE ME ASOMBRA,
PARA BEBER DE LAS AGUAS
DEL PARANA, ¡TAN DICHOSAS…!
HE DEJADO MIS PUPILAS
EN TUS MINAS, ¡TAN PRECIOSAS...!
Y AL VISITAR: -CATARATAS DE IGUAZU-:
ME TRANSPORTASTES A LA GLORIA.
¡¡¡MISIONES, TIERRA QUERIDA...!!!,
¡¡¡AMOR, DE BELLEZA SANTA...!!!;
¡¡¡COMO QUISIERA CANTARTE...!!!
LOS GOCES QUE ME ENAMORAS...
YA, ME HE IZADO EN TUS VIENTOS:
ALLI, POR TIERRAS DE WANDA,
SE ME ACABO EL SUFRIMIENTO:
AL CONCEDERME TÚ, UNA DAMA.

"ES MI LINDO QUERUBÍ...,
TUS ESENCIAS, A MIS AÑORANZAS,
PUES LLEVA LAS IMPREGNACIONES
DE TU CULTURA Y TU GRACIA...”

También desde hace más de 130 siglos el homínido apareció
sobre el continente Americano a lo largo de las cuencas de los
grandes ríos.

Se cree que la entrada del homo sapiens al continente
americano se produjo por alguna zona siberiana y a través del
Estrecho de Bering, algunos especialistas aseguran que
entraron hace unos 500 siglos atrás pero la mayoría opina –por
las pruebas encontradas y los estudios realizados sobre
yacimientos arqueológicos- que, los humanos llegaron a éste
continente tan sólo hace 15.000 años.
Punta de lanza tipo Clovis. Nvo. México USA. Vistas de dos
lugares en Caral (Perú). Piedra Furada. Brasil.
De cualquier forma, es casi seguro que la dificultad de cruzar
el Océano Atlántico retrasó muchísimo tiempo la ocupación de
los territorios americanos por nuestros antecesores.
También se cree que durante la Prehistoria se dieron varias
migraciones al continente durante un periodo que viene a
designarse como el Lítico o Paleo indio, que vendría a ser
parecido al Paleolítico Superior del continente europeo.
Hasta llegados los comienzos del Holoceno, no se reconoce al
homo sapiens como recolector, pescador y cazador y es:
cuando se diferencia más claramente por los utensilios que
utiliza –sobre todo para la caza: cantos y lascas tallados, cuyos
restos ubicados en Toppper, que científicamente es: el primer
yacimiento arqueológico encontrado en América y está
situado, a lo largo del río Savannah, del condado de Allen dale,
en Carolina del Sur en los Estados Unidos.
Otros descubrimientos arqueológicos, como los de Piedra
Furada en Brasil, o los, o los de Monte Verde en Chile y los de
Piedra Museo en Santa Cruz Argentina –en plena Patagonia-;
aseguran que el hombre apareció y se asentó sobre el
continente americano-proveniente de Europa, no menos de 130
ó 140 siglos a.C., al mismo tiempo que esclarece su entrada y
su diseminación gradual.
En Caral (Perú) y después de la última glaciación, aparece una
de las más importantes culturas del Período Arcaico del
continente americano, es: cuando se producirá la transición del
homo sapiens nómada al sedentario, intensificando su
agricultura –fundamentalmente el cultivo del maíz, la patata,
la yuca, etc.
Su estabilidad local se va acentuando a medida que construye
pequeñas cabañas y forma aldeas, dirigidas civilmente por los
más sabios y viejos de la tribu.
Aparecerían también las primeras manifestaciones de escritura
y las grandes civilizaciones: los mayas, los incas, los aztecas,
los moches, los muiscas, etc.
Cuando el homo sapiens se fue organizando política y
religiosamente, surge la civilización o cultura maya en la zona
del Yucatán, Honduras y Guatemala,- sin poderse describir el
lugar exacto, aunque parece ser que empezó a formarse cinco
siglos antes de nuestra era.
Entre los siglos 3 y 9 d.C., época en la que se construyeron los
grandes templos: este pueblo alcanzó su máximo auge y
esplendor en todos los aspectos: civil, social, político,
religioso, mitológico y cultural, pero fue a partir de los 900 d.C.,
cuando empieza a decaer y sus ciudades fueron abandonadas
a la ruina, aunque la población se mantuvo unida en el norte de
la actual península de Yucatán hasta la llegada de los
colonizadores o conquistadores españoles.
Después de ser diezmados por los conflictos, revoluciones y
guerras civiles, -que los españoles aprovecharon para
dominarlos-: el gobierno mexicano posterior: tampoco
consiguió erradicar las comunidades mayas independientes,
que actualmente conforman la población agrícola de la
península del Yucatán y de Guatemala.
Los Mayas adoraban a un gran número de dioses: el sol –
Kinich , la luna –Ixchel-; ambos mantenía lazos muy fuertes con
el dios creador de todo lo existente –Irzamná- y dominador del
fuego y del corazón de todos los seres vivientes.
También eran dioses importantes Chac –dominador de las
lluvias y las aguas; Ah Mun –dios de las cosechas y
especialmente del maíz; entre otros.
Su evolución para convertirse en homo sapiens nómada –gran
cazador y pescador- ronda los 7.000 años a.C., se fue
mezclando y cediendo terreno aproximadamente hace 1.000
años d. C., en las regiones sudamericanas a favor de los
Guaraníes, que también recibieron la mezcla de los europeos
invasores hace poco más de 500 años.
Siempre nos enseñaron los aspectos culturales de los pueblos
Incas y Aztecas, firmemente establecidas en la América y
descubierta por los europeos; dejando marginadas otras
culturas o pueblos indígenas que estaban situadas desde
tiempos inmemoriales sobre ese suelo americano.
Quizás sea por la deficiencia cultural de que vengo
adoleciendo desde mis comienzos o tal vez, porque en mis
tiempos de estudiante no se tocaba muy a fondo la existencia
de otros pueblos ya establecidos y sus formas de vida, no
conocí otras culturas menos importantes, -amén de los indios
que salen en las películas del oeste americano-.
Al igual que en la Mesopotamia de Asia Menor; ésta
Mesopotamia de entre el río Paraná y el Paraguay, sirvió de
enclave favorable al homo sapiens.
Capítulo III.
Al salir del hotel una ráfaga de viento inusual movió el vehículo leve -pero perceptible-, el traqueteo se manifestó abiertamente, como si algo tratase de impedir que llevase a cabo mi impulsiva pero firme decisión de realizar la visita.
Giré a la izquierda y subí una calle pequeña en cuesta.Luego hacia la derecha, un tramo más largo, en dirección sur -hasta coincidir con la estación de servicio que quedó a mi izquierda-.
Finalmente enfilé el ramal -que confluye con carretera nacional 12-, saliendo de la población hacia el este.Dejé atrás la población de Iguazú y al frente aparecieron los aledaños del Parque Natural, donde están enclavadas las Cataratas.
Por mi izquierda: iban apareciendo los contornos de la cercana frontera brasileña de Foz de Iguazú, el acceso hacia el Puente de la Amistad, por donde se va al Paraguay y más al fondo se vislumbraban algunas luces de la ciudad del Este.
“La población de Puerto de Iguazú, es la más noroccidental de todas las de la República Argentina. Está ubicada en el Departamento del mismo nombre, a 18 kilómetros al oeste de las Cataratas del Iguazú y la cuarta en importancia de su provincia Misiones.El turismo es su principal resorte económico, pero también destaca por su industria maderera y el comercio internacional establecido, con sus vecinas: Ciudad del Este, como indica su nombre: del este de Paraguay y Fox de Iguazú: última población al suroeste de Brasil, unión de las Rutas 12 argentina con la BR-469 brasileña.
Dispone de una infraestructura hotelera adecuada en pleno desarrollo, cabañas turísticas y albergues juveniles, para atender cualquier exigencia del visitante. Cataratas del Iguazú desde Brasil y la Aripuca.
Su principal atractivo turístico, lo constituyen –sin lugar a dudas- las Cataratas del Iguazú-; pero tiene otros muchos y emblemáticos centros de atención y de gran importancia para el visitante, como son: el Hito de las Tres Fronteras (entre Argentina, Brasil y Paraguay); la Feria Artesanal de las Tres Fronteras (que expone al visitante toda la artesanía de la zona, especialmente representando a toda la orfebrería –riquísima- en trabajos realizados sobre las piedras preciosas extraídas en Wanda); el Complejo La Aripuca (establecimiento emblemático único, formado por troncos de miles de años de antigüedad y extraídos del corazón de la selva misionera); el propio Puerto, con su embarcadero sobre el río Paraná; el Museo de imágenes de la selva; el Museo Mbororé; el Parque Natural Municipal Luis Honorio Rolón; el Centro de Rehabilitación de aves; el Casino Internacional, etc. La Aripuca de Puerto Iguazú.
Con el nombre de Aripuca se conoce a un tipo de trampa que utiliza el pueblo guaraní, para cazar animales sin dañarlos.
La Aripuca instalada en Puerto de Iguazú, es un complejo turístico recreativo, educativo y ecológico, casi en el centro de la población, muy cómodo para llegar y pasar unos momentos increíbles sobre la capacidad de la flora regional, nos reserva –la madre Naturaleza- una demostración de la capacidad que pueden adquirir su flora y el desarrollo al que puede llegar: es un inmenso vivac construido con troncos centenarios, algunos de la época de los conquistadores y que sin duda nos concienciará para cuidarla y amarla”. “El Parque Nacional del Iguazú está constituido con terrenos de Brasil y Argentina y las Cataratas se pueden ver de ambos países.
Para visitar las cataratas de ambos lados es preciso llevar el pasaporte legalmente en orden: el trámite aduanero es rápido en ambos sentidos, dependiendo del país de origen será o no necesario visado”
El recorrido por la parte brasileña –que sólo visité en una ocasión- es bastante parecido al de la zona argentina, con la variante que no se interna en la selva por tren.
Puedes acceder por autobús o en coche particular. Su recorrido es a pié y las cataratas se ven de frente con espléndidas perspectivas.
El encanto que da la naturaleza al entorno, también es inigualable, apreciándose todo tipo de animalitos y pájaros, característicos de la zona.
Accedes a las aguas del río Iguazú, donde incluso podrás tomar un baño si lo deseas y podrás embarcar para hacer un recorrido fluvial de no muy largo recorrido. Salto Macuco desde Brasil. Tiene prácticamente los mismos servicios de atención al público, siempre atendidos por personal cualificado y de excelente comportamiento.
Si lo recorres en bus accedes al salto Macuco y después de una mediana caminata, en la que los guías te amenizan el recorrido, hablando de la flora y fauna que vas contemplando, llegas a un salto de unos 30 metros –salto del Macuco- y podrás bañarte para mitigar el calor.
Al final del recorrido, puedes tomar el barco para situarte debajo de los saltos más importantes, como ocurre en la parte baja de la zona argentina.
Volviendo con autobús: bajas con escaleras de alguna dificultad, casi un kilómetro y medio de recorrido, con diversos miradores sobre distintos saltos, para llegar al mirador desde donde se observa la increíble vista de la Garganta del Diablo.
El autobús te podrá regresar a Puerto Canoas, repleto de tiendas des suvenir, restaurantes de todo tipo y servicios.
En las noches de luna llena, la Garganta del Diablo permanece iluminada y se organizan fiestas de ensueño, difíciles de olvidar en la vida.
Puedes sellar tu tiquete de entrada, por si deseas volver al día siguiente a bajo costo, para terminar de visitarlas más a fondo.Desde la parte de Argentina –que es el recorrido que más conozco mejor, por haberlo visitado en unas cuatro ocasiones-, como en el otro, se accede abonando un tiquete de visitante normal –que en la última ocasión, creo me costó 60 pesos por persona, unos 17 dólares ó 11 euros, a la entrada, poco antes de llegar al Centro de Visitantes.
(Si vas en tu propio auto o en autobús que hace el recorrido cada 45 minutos desde el hito de las Tres Fronteras o de la terminal de Ómnibus y a lo largo de la Ruta 12. Triple frontera.
Jaguar con melanismo. Cuatí.
En el amplio recinto de visitantes, te encontrarás con tiendas de regalos, puestos de artesanías guaraníes, restaurantes de varios tipos museo de flora y fauna, servicios y en todo momento guías turísticos y servicios de información al visitante.
Puedes partir en el inicio de tu recorrido, tomando el tren ecológico de vía estrecha –eléctrico-, que te llevará por el primer tramo, bien acomodado y observando lentamente todo el entorno selvático, a la vez que te vas habituando a la intimidad de la selva, seguro que verás -de vez en cuándo- algún animalito, ave exótica y una flora totalmente diferente, que en muchas ocasiones no habrás contemplado.
También puedes hacer este primer tramo caminando por el sendero Verde, en el que emplearás una media hora.
Ya has comenzado el recorrido en la parte superior y durante –más o menos una hora- irás caminando por pasarelas de total seguridad, completamente horizontales, por las que podrás cruzar riachuelos internándote en la selva –fuera de todo peligro-, en un recorrido de aproximadamente un kilómetro y medio.
Poco a poco vas percibiendo el ruido de los saltos de agua y seguro que te maravillará ver las primeras cascadas que se irán incrementando a medida que te vas internando por la pasarela, para llegar finalmente al éxtasis de las maravillas: la Garganta del Diablo…
Para aquellos que no tengan deficiencias o dificultades físicas, el circuito denominado inferior, aunque tiene mayores dificultades que sortear pues su recorrido tiene bastantes tramos de escaleras y también se camina por la selva, aunque sin las pasarelas cómodas y horizontales del recorrido superior, es bellísimo y más privativo; se nota más de cerca la selva, se ven mucho más animalitos y aves.
Los saltos de agua se ven desde abajo con todo su esplendor; al final del recorrido podrá ver de cerca el Salto Bosetti, donde seguramente te pondrás empapado, por la cercanía del agua y la neblina expandida de agua expandida que forma al caer tal cantidad y con tanta fuerza.
Desde este recorrido inferior, puedes llegar a las instalaciones náuticas y sacer entrada para el recorrido en barca para llegar a la Isla de San Martín.
Si te has animado a vivir la aventura náutica hasta llegar -prácticamente debajo del los saltos de La Garganta del Diablo- con caídas de más de 80 metros, el regreso te será algo menos penoso, al tener que volver sobre tus pasos, lo que antes bajaste, llevando en tu alma toda la grandiosidad del entorno vivido a tope.
Si vas a dedicar el día completo a esta visita, uno de los consejos más propicios y aconsejables, es: hacer durante la mañana ambos circuitos y posteriormente la pasarela que conduce a la Garganta del Diablo, que a esa hora hay muy pocas sombras y permitirá hacer las mejores fotos del día.
Yo iba determinado a llegar a la Garganta del Diablo, para lo cual tenía que cruzar todo el Parque en coche y recorrer todo el sendero a pié.
Al confluir con la ruta nacional R-12 -que quedó a mi derecha- volvió el viento a zarandear el coche.
Se estremecía el ambiente mucho más y la tormenta iba en aumento.
-La borrasca que se estaba anunciando a mi salida del hotel- empezó a ser más violenta y presente.
No me había percatado hasta entonces de que fuese tan brusca y manifiesta.
Acompañada de un fuerte viento huracanado e intensa lluvia, hacía inhóspito el entorno.
No me sobrecogí por ello pues estaba decidido y mi ánimo era firme.
Estaba dolido como un toro bravo al salir del tercio de varas y es burlado por los vuelos del capote que maneja el matador haciendo el quite…
-Este tercio denominado (de varas) se ejecuta para ahormar la embestida del toro corrigiendo su brusquedad y haciéndole sangrar en la cruz – los lomos- evitando además la congestión del animal enfurecido-.
Tauromaquia. Un par de puyazos dados y en buen sitio, hace que los toros malos o mansos se puedan lidiar con éxito, al corregir algunos defectos.
El toro no siente sufrimiento, ni se cree que sienta dolor por ello.
Es tanto el furor que lleva dentro, que acomete con más ímpetu si cabe. Hay que hacerle sangrar, evitando el posible infarto-congestionarse-, por la fiereza del momento que vive.
De esa forma puede llegar con las fuerzas necesarias y ahormada embestida para poder ser muleteado y ser dominado en su lidia.
Es mala la comparación, pero algo parecido necesitaba yo en esos momentos para poder seguir lidiando con mi vida.
Llegué hasta el parking de la entrada al Complejo de las Cataratas del Iguazú, apenas quedaban algunos coches aparcados.
Allí me volvieron dos de los encargados de la vigilancia del Parque -con exquisita actitud- advirtiéndome de la hora.
Ya era tarde para mi visita –dijeron-, pues estaban cerradas todas las instalaciones al público. Di la vuelta más no cejé en mi empeño de proseguir la visita proyectada a las Cataratas aquella misma tarde, aunque fuese por otro lado.
Necesitaba encontrar la calma a mi espíritu impaciente, o lo que es lo mismo, asomarme a la barandilla de la Garganta del Diablo para que se me evaporasen los pesares.
Efectivamente, a unos ochocientos metros de mí vuelta, vi la entrada de un carril terrizo -ya embarrado por la lluvia persistente- que recorría oblicuamente a mi derecha y se adentraba por un lateral de la calzada.
Inicié la entrada por el mismo -zigzagueando- hasta donde me fue posible, pero el coche patinaba y corría el riesgo de derrapar hacia la cuneta.
Aparqué entonces, ocultándolo de posibles observadores y circulación.
A esas horas difícilmente había visitantes pero seguro que saldrían los trabajadores del recinto al terminar su jornada de trabajo, retornando a sus hogares y mi auto debía dejarlo fuera de toda visión.
Enfundándome el impermeable que siempre llevo en mis viajes, -precisamente para evitar inclemencias imprevistas- encaminé el carril a pié en dirección norte, pensando encontrarme con las Cataratas, en poco tiempo. Así llegaría a mi destino antes de que anocheciese.
A cada paso que daba, notaba el peligro recechando en mí alrededor, -la selva en penumbra produce escalofríos-.
Mi corazón permanecía frío ante cualquier peligro de la selva.Y mi atención estaba totalmente ocupada con el sufrimiento interno.
Sólo me sentía desdeñado y roto por mí amada Luana.
En pocos días me había llenado de felicidad y encanto, para darle un hachazo mortal a mis pretensiones futuras.
Todas mis ilusiones -desde que la conocí- se habían esfumado con su determinación y de un certero golpe.
Rasgó mis sentimientos, -cuando al escuchar de sus labios- me dijo: Paco has de disculparme pero no voy a acompañarte a
España."
¿Por qué...?.
-Le pregunté-.
Tengo miedo...
-Contestó-
Quizás la próxima vez que vengas pueda acompañarte.
Ahora no deseo dejar mi tierra, mi gente y todo el entorno que siempre me ha rodeado.
Estas tierras son mi vida.
Nunca salí de aquí...
Aquellas palabras me helaron la sangre e hirieron profundamente en mi amor propio.
Destruyeron todos mis proyectos de vivir juntos.
Ha sido maravilloso nuestro encuentro.
-Prosiguió-.
Mi primer viaje en avión.
Después el regreso en auto hasta aquí.
La estancia en las termas de Chajarí -tan maravillosas y románticas-.
El paisaje de toda la cuenca del Paraná siguiendo la ruta 12 hasta llegar a Iguazú.Yo no conocía verdaderamente mi tierra roja, los pueblos tan lindos al borde de la carretera, tanta industria maderera y las ciudades que me has enseñado tan maravillosas: (Buenos Aires, Santa Fe, Bella Vista, Paso de la Patria, Corrientes, Posadas, San Ignacio, Jardín de América, El Dorado, etc.).
Nunca había salido de Wanda, excepto a Iguazú.
Minas de Wanda.
Represa de Yaciretá sobre el Paraná, a su paso por Corriente.
Wanda población situada en la Ruta 12, sobre su margen derecha y unos 40 kilómetros antes de llegar a Puerto Iguazú es lugar donde existen yacimientos de gemas de origen basáltico: topacios, jaspes, ágatas, cristal de roca, amatistas y otros cuarzos preciosos, actualmente en explotación a cielo abierto. Ruinas de San Ignacio. Los días pasados contigo aquí -en mi tierra-.
Muchos otros momentos lindos que pasamos juntos tan felices.
Más no puedo seguirte a tu país ahora…
Quizás haya sido la causa de mi cambio de actitud: el haber vuelto dos días después, añorando el estar junto a los míos de donde nunca me había separado y mi tierra roja que no se la puede sustituir –es la verdad que siento-: Tengo compromisos que debo cumplir.
Ante tal exposición y circunstancias me desarmó.
No había convencimiento posible, por más que yo le dijese para conquistar su voluntad de seguirme.
Insistí mil veces tratando de convencerla, pero todo fue en vano.
Ante tales sentimientos y sinceridad...
Me convenció y claudiqué.
Ahora que estoy lejos de esas tierras, lo entiendo perfectamente...
Ni el amor es capaz de desenraizar a las personas que, como ella, aman tanto a su tierra misionera.
Bendita tierra que has sido capaz de fomentar mi orgullo, hacerme sentir joven.
Para cualquier europeo que, encontrándose tan distante de su tierra y de los hábitos que han marcado sus caminos conocidos y por los que transita normalmente en su vida local: el encontrarse desdeñado en estas tierras tan hermosas y nostálgico de sus querencias –tan distantes ahora-seguro que cualquiera se siente más apesadumbrado y desmotivado por lo extraño y lejano a sus hábitos. Versiones del Pombero. En una situación normal: todo se percibe de distinta forma, los conceptos cambian y se hacen menos penosos: por lo que la lejanía favorece que la tristeza te invada más profundamente el alma, como me ocurría a mí en esos momentos.
Una visita al Parque Nacional del Iguazú a horas tan intempestivas, bien sabía yo que podría proporcionarme más de un contratiempo; los caminos terrizos, son más ecológicos y muestran mucho más intensamente la selva -con su flora y su fauna más íntimamente conservada- pero se hace mucho más siniestra y cada ruido produce un sobresalto inesperado, con las consiguientes descargas de adrenalina.
A pesar del sin número de visitantes turistas que tiene al año, tanto la parte brasileña, como la argentina, las zonas vírgenes: aún se encuentran visibles al buen observador, nada más que deja los núcleos asfaltados. Papagayo de pecho rojo. Salto del Macuco. Ruta BR-469. Pileta y salto de Pozo Negro. BR-469 Puente Internacional de la Amistad Paraná a su paso por Paraná. El río Paraná navegable. Los pequeños riachuelos serpenteaba por entre los arbustos y los bambúes, tratando de estabilizar y ordenar la lluvia pertinaz y abundante que estaba cayendo y cuyo ruido –al caer sobre la flora- producía una sobrecogedora situación precautoria en alerta, mezclada con miedos infundados.
A veces me paraba un momento, sin poder controlar voluntariamente mis pasos, al distraerme…, porque veía claramente el disparate que estaba cometiendo en esos momentos y, que sin lugar a ningunas dudas, me llevaría a cometer algunas de las locuras más idiotas observadas en mí, y que, por lo inusual me servirían de penitencia innecesarias en lo sucesivo.
Mi mente trataba de distraerse a cada paso que daba para no caer en el desaliento, pero en el fondo de mi ser, subsistía la razón de mi visita, y era: la de sanarme, hurgando y tratando de darle salida comprensible, al revés que había sufrido: ante la negativa de mi amada de acompañarme de regreso a mi país.
Salto Encantad y Selva misionera. La lluvia tenaz se filtra por mi cogote y hace un leve viento pero pertinaz que favorece la dispersivas gotas que caen, como en un abanico de saetas, al querer invadirlo todo.
Ya se han formado una pertinaz torrentera que baja por el lado izquierdo del carril; va turbia rojiza llevando algunas hojarascas flotando en su superficie.
Me imagino lo mal que he de pasarlo, si no me doy prisas por llegar al hotel y dejo que me coja la noche que está al acecho. Hace bastante rato que no se perciben ni, el olor a tierra mojada, o el trino asustadizo de de los pájaros.
Las cortezas de los árboles destilaban por sus llagas un sinfín de manantiales, dislocados por la fuerza de la gravedad que los arrastraba dando brillo a los trocos en su bajada, a la vez que hacía huidizos los innumerables insectos que los poblaban.
Algunos de ellos ya habían formado pozas en sus cepas y algunas hormigas flotaban jadeantes sobre el agua, queriendo escapar a zonas más segura.
Casi todas escapan del torrencial líquido que quería hacerlas naufragar en sus propias casas.
Iba yo caminando y ensimismado con estos pensamientos, sin tener oídos para los ruidos extraños que a cualquiera pueden sobrecoger en aquél ambiente selvático, casi en penumbra y con aquella tormenta desconocida, tratando de acallar mi testarudez soñadora: cuándo de mi lado derecho oí una voz, ruda y potente que me caló hasta las médulas de los huesos.Nunca había oído algo parecido, pero sin lugar a dudas era la voz de un humano que trataba de pedir ayuda al ver o sentir que me acercaba.
Tanto en la provincia de Misiones, como en las que cruzas de sur a norte –si viajas en auto- encontrarás verdaderas maravillas que visitar o relajarte de un viaje largo de unos 1.100 km., desde Buenos Aires; pero lo más conveniente es viajar por avión, hasta Iguazú en la parte Argentina o hasta Fox de Iguazú en la brasileña –ambos aeropuertos son internacionales; así podrás llegar más descansado y ganarás por lo menos un día para ampliar tus visitas por los alrededores de las Cataratas del Iguazú.
Tienes que ver las minas de Wanda, lugar de donde se extraen las piedras semipreciosas de gran belleza natural y donde podrás comprar a precio de costo aquellas que mejor vayan con tu personalidad y llenen tu satisfacción personal –realzando tu belleza-, además de hacer una buena inversión en gemas.
Las ruinas de San Ignacio –te llevará a la época evangelizadora de los Jesuitas sobre los nativos –casi todos guaraníes- y las huellas dejadas por los conquistadores.
La casa de Horacio Quiroga en San Ignacio, gran literato-de origen uruguayo que vivió intensamente en la Argentina y ha sido poco reconocido.
El puerto del Paraná a su paso por Posadas –capital de Misiones-, otros saltos de agua magníficos son los Saltos del Macona.
Horacio Quiroga, Lugones y otros literatos de la época. Cataratas con menos agua, al fondo La Garganta del Diablo.
Si tienes ocasión no dejes de visitar e incluso pasar algunos días en los Esteros del Ibera en la provincia de Corrientes.
En la parte brasileña –que conozco menos-, no dejes de visitar la represa sobre el río Paraná denominada de Itaipú -, una de las más grandes y en producción de energía eléctrica la mayor del mundo.
Esta magna obra, recientemente –la Asociación Norteamérica de Ingenieros Civiles- (al igual que lo hiciera el griego Anti Páter en la antigüedad eligiendo las siete maravillas del mundo de entonces: las Pirámides de Egipto, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa, la Estatua del dios Zeus en el Olimpo, el Coloso de Rodas, el Faro de Alejandría y el Mausoleo de Halicarnaso), la propuso para elegirla como una de las siete maravillas del mundo moderno y, -la mayoría de los afiliados y otros muchos especialistas-, la eligieron para ocupar uno de esos siete puestos, a decir: el Golden Gate, el Canal de Panamá, el Euro túnel, el Edificio Empire State, la Torre Canadian National, el Proyecto de control de las aguas del Mar del Norte y Represa de Itaipú sobre el río Paraná, como la hidroeléctrica mayor del mundo en producción de energía.
Dicen los folletos turísticos, que: el hormigón empleado en su ejecución equivaldría al necesario para construir 210 estadios como el Maracaná de Rio de Janeiro y que con el acero y el hierro utilizados se podría construir 380 veces la Torre Eiffel.
Modelo de aprovechamiento pluvial en la producción de energía eléctrica.
La electricidad que producen sus turbinas abastecen la cuarta parte del consumo total de Brasil y casi la totalidad del consumo en Paraguay.




CAPITULO II.-
Actué, como si estuviese poseído por alguna diosa mítica lejana…
Dejé libros y papeles encima de la cama y sin pérdida de tiempo: monté en el auto que permanecía aparcado en el recinto de los jardines del Hotel Che-Gora, donde con buen criterio me recomendaron -el alojamiento- la primera vez, que visité Iguazú.Encima de la Garganta del Diablo. El autor mira a la cámara. Con ardientes deseos de llevar a cabo mi empeño, me encaminé hacia el recinto del Parque Natural del Iguazú.
-Este mismo año ya había estado en dos ocasiones visitándolas -en abril y en agosto-.Posiblemente no me era permitido dejar pasar la ocasión de visitarlas por tercera vez -como en este momento se me estaba presentando-, para disfrutarlas de nuevo.
Tan seguro y deseoso estaba de hacerlo que no me importaban las inclemencias del tiempo, ni lo avanzado de la tarde.
Además a la mañana siguiente viajaba -muy temprano, en auto, con dos amigos, camino de Buenos Aires- y no tendría oportunidad para hacerlo en algún tiempo.
No me sería posible volver por esas tierras hasta pasado al menos dos o tres años, las distancias eran largas desde mi país e incluso desde Buenos Aires –donde permanecería algunos días más- era un trayecto bastante largo, seguro que no tendría tiempo de acercarme a visitarlas.
Tampoco contaba con la opinión y el consentimiento de mis amigos y compañeros del viaje de retorno, para retrasarlo por ello.
El viaje a Buenos Aires se hacía bastante largo en auto, para hacerlo de un tirón.Seguramente tendríamos que hacer una parada –como siempre- y pasar la noche en las Termas de Chajarí, para emprender los últimos kilómetros al día siguiente, hasta la capital de la Nación Argentina.
“A mitad de camino entre las Cataratas del Iguazú y Buenos Aires, faltando tan sólo 523 km., para llegar a la capital de la República de Argentina, se encuentran Las Termas de Chajarí en la margen izquierda de la ruta nacional 14.
Estas instalaciones ocupan una superficie aproximada a los 500.000 m2., muy cómoda, segura y apacible, es un recinto cerrado, bien vigilado, con bungalós modernos, casas individuales y sitios de acampadas –para los que deseen estar más en contacto con la naturaleza-, donde podrás hacer vida hogareña a precios muy asequibles.
Sus instalaciones de balneario termal, es muy completo: tiene una variedad de piscinas, jacuzzis, cascadas, pozos de masajes, etc., con aguas de temperaturas muy variadas –que llegan en boca del manantial a unos 40 °C.
Es un lugar muy relajante, tranquilo y limpísimo, provincia de Entre ríos, Argentina. Termas de Chajarí. Ruta 14 a 523 km., de Buenos Aires.
Además de un descanso muy merecido –una estancia de un par de días en estas instalaciones-, te relajará toda la musculatura y favorecerá tu organismo con un sinfín de propiedades terapéuticas que captarás a través de la piel, de los masajes naturales que recibirás –bajo las cascadas o en los chorros de agua a presión de sus piscinas- porque contiene factores especiales en sus aguas cloruradas y debidamente administradas, tienen características orgánicas especiales, favoreciendo las funciones vitales del organismo”.
Cada vez que pasaba por Chajarí –de ida o vuelta a las Cataratas del Iguazú, pernoctaba en dicho balneario.
Era ahora la ocasión más propicia de visitar nuevamente las
Cataratas del Iguazú, o pasará mucho tiempo antes de volver…
Por otra parte, tenía que ir a visitarlas sin demora y por supuesto antes de irme: necesitaba limpiarme el alma.
Tenía todo mi ser entristecido y era importantísimo curarlo sin demoras.
A la tercera va la vencida, -se dice, con bastante frecuencia entre las gentes de mi país, -cuando no se alcanza lo pretendido, ni a la primera, ni a la segunda ocasión -. No se deben dejar pasar las ocasiones.
Esta era fundamental para mi existencia y para conseguir mi paz interior.
En esos momentos no me percaté -de que en mí- se podrían estar dando esas circunstancias…, fue más tarde, cuando me di cuenta de ello.
Y ocurrió…, -aquella misma tarde noche-.
Ciertamente, tenía relación mi iniciada tercera visita, con un fin que yo estaba persiguiendo, desde la visita anterior en Agosto pasado…
Mi sufrimiento acumulado, al no conseguir convencer a mi Compañera -guaraní-: para que se viniese a vivir conmigo a España.
Como consecuencia de este viaje, bulleron en mi mente estos versos:
A MISIONES...

POR LOS POROS DE MI CUERPO:
SE HAN COLADO TUS AROMAS,
DE ESTAS TUS TIERRAS MOJADAS,
DEL VERDE BOSQUE Y SUS SOMBRAS.
MIS ARTERIAS VAN SURCANDO
TU PIEL ROJA: QUE ME ASOMBRA,
PARA BEBER DE LAS AGUAS
DEL PARANA, ¡TAN DICHOSAS…!
HE DEJADO MIS PUPILAS
EN TUS MINAS, ¡TAN PRECIOSAS...!
Y AL VISITAR: -CATARATAS DE IGUAZU-:
ME TRANSPORTASTES A LA GLORIA.
¡¡¡MISIONES, TIERRA QUERIDA...!!!,
¡¡¡AMOR, DE BELLEZA SANTA...!!!;
¡¡¡COMO QUISIERA CANTARTE...!!!
LOS GOCES QUE ME ENAMORAS...
YA, ME HE IZADO EN TUS VIENTOS:
ALLI, POR TIERRAS DE WANDA,
SE ME ACABO EL SUFRIMIENTO:
AL CONCEDERME TÚ, UNA DAMA.

"ES MI LINDO QUERUBÍ...,
TUS ESENCIAS, A MIS AÑORANZAS,
PUES LLEVA LAS IMPREGNACIONES
DE TU CULTURA Y TU GRACIA...”

También desde hace más de 130 siglos el homínido apareció sobre el continente Americano a lo largo de las cuencas de los grandes ríos.

Se cree que la entrada del homo sapiens al continente americano se produjo por alguna zona siberiana y a través del Estrecho de Bering, algunos especialistas aseguran que entraron hace unos 500 siglos atrás pero la mayoría opina –por las pruebas encontradas y los estudios realizados sobre yacimientos arqueológicos- que, los humanos llegaron a éste continente tan sólo hace 15.000 años.
Punta de lanza tipo Clovis. Nvo. México USA. Vistas de dos lugares en Caral (Perú). Piedra Furada. Brasil. De cualquier forma, es casi seguro que la dificultad de cruzar el Océano Atlántico retrasó muchísimo tiempo la ocupación de los territorios americanos por nuestros antecesores.
También se cree que durante la Prehistoria se dieron varias migraciones al continente durante un periodo que viene a designarse como el Lítico o Paleo indio, que vendría a ser parecido al Paleolítico Superior del continente europeo.
Hasta llegados los comienzos del Holoceno, no se reconoce al homo sapiens como recolector, pescador y cazador y es: cuando se diferencia más claramente por los utensilios que utiliza –sobre todo para la caza: cantos y lascas tallados, cuyos restos ubicados en Toppper, que científicamente es: el primer yacimiento arqueológico encontrado en América y está situado, a lo largo del río Savannah, del condado de Allen dale, en Carolina del Sur en los Estados Unidos.
Otros descubrimientos arqueológicos, como los de Piedra Furada en Brasil, o los, o los de Monte Verde en Chile y los de Piedra Museo en Santa Cruz Argentina –en plena Patagonia-; aseguran que el hombre apareció y se asentó sobre el continente americano-proveniente de Europa, no menos de 130 ó 140 siglos a.C., al mismo tiempo que esclarece su entrada y su diseminación gradual.
En Caral (Perú) y después de la última glaciación, aparece una de las más importantes culturas del Período Arcaico del continente americano, es: cuando se producirá la transición del homo sapiens nómada al sedentario, intensificando su agricultura –fundamentalmente el cultivo del maíz, la patata, la yuca, etc.
Su estabilidad local se va acentuando a medida que construye pequeñas cabañas y forma aldeas, dirigidas civilmente por los más sabios y viejos de la tribu.
Aparecerían también las primeras manifestaciones de escritura y las grandes civilizaciones: los mayas, los incas, los aztecas, los moches, los muiscas, etc.
Cuando el homo sapiens se fue organizando política y religiosamente, surge la civilización o cultura maya en la zona del Yucatán, Honduras y Guatemala,- sin poderse describir el lugar exacto, aunque parece ser que empezó a formarse cinco siglos antes de nuestra era.
Entre los siglos 3 y 9 d.C., época en la que se construyeron los grandes templos: este pueblo alcanzó su máximo auge y esplendor en todos los aspectos: civil, social, político, religioso, mitológico y cultural, pero fue a partir de los 900 d.C., cuando empieza a decaer y sus ciudades fueron abandonadas a la ruina, aunque la población se mantuvo unida en el norte de la actual península de Yucatán hasta la llegada de los colonizadores o conquistadores españoles.
Después de ser diezmados por los conflictos, revoluciones y guerras civiles, -que los españoles aprovecharon para dominarlos-: el gobierno mexicano posterior: tampoco consiguió erradicar las comunidades mayas independientes, que actualmente conforman la población agrícola de la península del Yucatán y de Guatemala.
Los Mayas adoraban a un gran número de dioses: el sol –Kinich , la luna –Ixchel-; ambos mantenía lazos muy fuertes con el dios creador de todo lo existente –Irzamná- y dominador del fuego y del corazón de todos los seres vivientes.
También eran dioses importantes Chac –dominador de las lluvias y las aguas; Ah Mun –dios de las cosechas y especialmente del maíz; entre otros.
Su evolución para convertirse en homo sapiens nómada –gran cazador y pescador- ronda los 7.000 años a.C., se fue mezclando y cediendo terreno aproximadamente hace 1.000 años d. C., en las regiones sudamericanas a favor de los Guaraníes, que también recibieron la mezcla de los europeos invasores hace poco más de 500 años.
Siempre nos enseñaron los aspectos culturales de los pueblos Incas y Aztecas, firmemente establecidas en la América y descubierta por los europeos; dejando marginadas otras culturas o pueblos indígenas que estaban situadas desde tiempos inmemoriales sobre ese suelo americano.
Quizás sea por la deficiencia cultural de que vengo adoleciendo desde mis comienzos o tal vez, porque en mis tiempos de estudiante no se tocaba muy a fondo la existencia de otros pueblos ya establecidos y sus formas de vida, no conocí otras culturas menos importantes, -amén de los indios que salen en las películas del oeste americano-.
Al igual que en la Mesopotamia de Asia Menor; ésta Mesopotamia de entre el río Paraná y el Paraguay, sirvió de enclave favorable al homo sapiens.
CAPÍTULO III.
Al salir del hotel una ráfaga de viento inusual movió el vehículo leve -pero perceptible-, el traqueteo se manifestó abiertamente, como si algo tratase de impedir que llevase a cabo mi impulsiva pero firme decisión de realizar la visita.
Giré a la izquierda y subí una calle pequeña en cuesta.
Luego hacia la derecha, un tramo más largo, en dirección sur –hasta coincidir con la estación de servicio que quedó a mi izquierda-.
Finalmente enfilé el ramal -que confluye con carretera nacional 12-, saliendo de la población hacia el este.
Dejé atrás la población de Iguazú y al frente aparecieron los aledaños del Parque Natural, donde están enclavadas las Cataratas.
Por mi izquierda: iban apareciendo los contornos de la cercana frontera brasileña de Foz de Iguazú, el acceso hacia el Puente de la Amistad, por donde se va al Paraguay y más al fondo se vislumbraban algunas luces de la ciudad del Este. “La población de Puerto de Iguazú, es la más noroccidental de todas las de la República Argentina. Está ubicada en el Departamento del mismo nombre, a 18 kilómetros al oeste de las Cataratas del Iguazú y la cuarta en importancia de su provincia Misiones.
El turismo es su principal resorte económico, pero también destaca por su industria maderera y el comercio internacional establecido, con sus vecinas: Ciudad del Este, como indica su nombre: del este de Paraguay y Fox de Iguazú: última población al suroeste de Brasil, unión de las Rutas 12 argentina con la BR-469 brasileña.
Dispone de una infraestructura hotelera adecuada en pleno desarrollo, cabañas turísticas y albergues juveniles, para atender cualquier exigencia del visitante. Cataratas del Iguazú desde Brasil y la Aripuca.
Su principal atractivo turístico, lo constituyen –sin lugar a dudas- las Cataratas del Iguazú-; pero tiene otros muchos y emblemáticos centros de atención y de gran importancia para el visitante, como son: el Hito de las Tres Fronteras (entre Argentina, Brasil y Paraguay); la Feria Artesanal de las Tres Fronteras (que expone al visitante toda la artesanía de la zona, especialmente representando a toda la orfebrería –riquísima- en trabajos realizados sobre las piedras preciosas extraídas en Wanda); el Complejo La Aripuca (establecimiento emblemático único, formado por troncos de miles de años de antigüedad y extraídos del corazón de la selva misionera); el propio Puerto, con su embarcadero sobre el río Paraná; el Museo de imágenes de la selva; el Museo Mbororé; el Parque Natural Municipal Luis Honorio Rolón; el Centro de Rehabilitación de aves; el Casino Internacional, etc. La Aripuca de Puerto Iguazú. Con el nombre de Aripuca se conoce a un tipo de trampa que utiliza el pueblo guaraní, para cazar animales sin dañarlos.
La Aripuca instalada en Puerto de Iguazú, es un complejo turístico recreativo, educativo y ecológico, casi en el centro de la población, muy cómodo para llegar y pasar unos momentos increíbles sobre la capacidad de la flora regional, nos reserva –la madre Naturaleza- una demostración de la capacidad que pueden adquirir su flora y el desarrollo al que puede llegar: es un inmenso vivac construido con troncos centenarios, algunos de la época de los conquistadores y que sin duda nos concienciará para cuidarla y amarla”. “El Parque Nacional del Iguazú está constituido con terrenos de Brasil y Argentina y las Cataratas se pueden ver de ambos países.
Para visitar las cataratas de ambos lados es preciso llevar el pasaporte legalmente en orden: el trámite aduanero es rápido en ambos sentidos, dependiendo del país de origen será o no necesario visado”
El recorrido por la parte brasileña –que sólo visité en una ocasión- es bastante parecido al de la zona argentina, con la variante que no se interna en la selva por tren.
Puedes acceder por autobús o en coche particular. Su recorrido es a pié y las cataratas se ven de frente con espléndidas perspectivas.
El encanto que da la naturaleza al entorno, también es inigualable, apreciándose todo tipo de animalitos y pájaros, característicos de la zona.
Accedes a las aguas del río Iguazú, donde incluso podrás tomar un baño si lo deseas y podrás embarcar para hacer un recorrido fluvial de no muy largo recorrido. Salto Macuco desde Brasil. Tiene prácticamente los mismos servicios de atención al público, siempre atendidos por personal cualificado y de excelente comportamiento.
Si lo recorres en bus accedes al salto Macuco y después de una mediana caminata, en la que los guías te amenizan el recorrido, hablando de la flora y fauna que vas contemplando, llegas a un salto de unos 30 metros –salto del Macuco- y podrás bañarte para mitigar el calor.
Al final del recorrido, puedes tomar el barco para situarte debajo de los saltos más importantes, como ocurre en la parte baja de la zona argentina.
Volviendo con autobús: bajas con escaleras de alguna dificultad, casi un kilómetro y medio de recorrido, con diversos miradores sobre distintos saltos, para llegar al mirador desde donde se observa la increíble vista de la Garganta del Diablo.
El autobús te podrá regresar a Puerto Canoas, repleto de tiendas des suvenir, restaurantes de todo tipo y servicios.
En las noches de luna llena, la Garganta del Diablo permanece iluminada y se organizan fiestas de ensueño, difíciles de olvidar en la vida.
Puedes sellar tu tiquete de entrada, por si deseas volver al día siguiente a bajo costo, para terminar de visitarlas más a fondo.
Desde la parte de Argentina –que es el recorrido que más conozco- mejor…, por haberlo visitado en unas cuatroocasiones.
Como en el otro, se accede abonando un tiquete de visitante normal –que en la última ocasión, creo me costó 60 pesos por persona, unos 17 dólares ó 11 euros, a la entrada, poco antes de llegar al Centro de Visitantes.
Si vas en tu propio auto o en autobús que hace el recorrido cada 45 minutos desde el hito de las Tres Fronteras o de la terminal de Ómnibus y a lo largo de la Ruta 12. Triple frontera. Jaguar con melanismo. Cuatí. En el amplio recinto de visitantes, te encontrarás con tiendas de regalos, puestos de artesanías guaraníes, restaurantes de varios tipos museo de flora y fauna, servicios y en todo momento guías turísticos y servicios de información al visitante.
Puedes partir en el inicio de tu recorrido, tomando el tren ecológico de vía estrecha –eléctrico-, que te llevará por el primer tramo, bien acomodado y observando lentamente todo el entorno selvático, a la vez que te vas habituando a la intimidad de la selva, seguro que verás -de vez en cuándo- algún animalito, ave exótica y una flora totalmente diferente, que en muchas ocasiones no habrás contemplado.
También puedes hacer este primer tramo caminando por el sendero Verde, en el que emplearás una media hora.
Ya has comenzado el recorrido en la parte superior y durante –más o menos una hora- irás caminando por pasarelas de total seguridad, completamente horizontales, por las que podrás cruzar riachuelos internándote en la selva –fuera de todo peligro-, en un recorrido de aproximadamente un kilómetro y medio.
Poco a poco vas percibiendo el ruido de los saltos de agua y seguro que te maravillará ver las primeras cascadas que se irán incrementando a medida que te vas internando por la pasarela, para llegar finalmente al éxtasis de las maravillas: la Garganta del Diablo…
Para aquellos que no tengan deficiencias o dificultades físicas, el circuito denominado inferior, aunque tiene mayores dificultades que sortear pues su recorrido tiene bastantes tramos de escaleras y también se camina por la selva, aunque sin las pasarelas cómodas y horizontales del recorrido superior, es bellísimo y más privativo; se nota más de cerca la selva, se ven mucho más animalitos y aves.
Los saltos de agua se ven desde abajo con todo su esplendor; al final del recorrido podrá ver de cerca el Salto Bosetti, donde seguramente te pondrás empapado, por la cercanía del agua y la neblina expandida de agua expandida que forma al caer tal cantidad y con tanta fuerza.
Desde este recorrido inferior, puedes llegar a las instalaciones náuticas y sacer entrada para el recorrido en barca para llegar a la Isla de San Martín.
Si te has animado a vivir la aventura náutica hasta llegar –prácticamente debajo del los saltos de La Garganta del Diablo- con caídas de más de 80 metros, el regreso te será algo menos penoso, al tener que volver sobre tus pasos, lo que antes bajaste, llevando en tu alma toda la grandiosidad del entorno vivido a tope.
Si vas a dedicar el día completo a esta visita, uno de los consejos más propicios y aconsejables, es: hacer durante la mañana ambos circuitos y posteriormente la pasarela que conduce a la Garganta del Diablo, que a esa hora hay muy pocas sombras y permitirá hacer las mejores fotos del día.
Yo iba determinado a llegar a la Garganta del Diablo, para lo cual tenía que cruzar todo el Parque en coche y recorrer todo el sendero a pié.
Al confluir con la ruta nacional R-12 -que quedó a mi derecha- volvió el viento a zarandear el coche.
Se estremecía el ambiente mucho más y la tormenta iba en aumento.
-La borrasca que se estaba anunciando a mi salida del hotel- empezó a ser más violenta y presente.
No me había percatado hasta entonces de que fuese tan brusca y manifiesta.
Acompañada de un fuerte viento huracanado e intensa lluvia, hacía inhóspito el entorno.
No me sobrecogí por ello pues estaba decidido y mi ánimo era firme.
Estaba dolido como un toro bravo al salir del tercio de varas y es burlado por los vuelos del capote que maneja el matador haciendo el quite…-Este tercio denominado (de varas) se ejecuta para ahormar la embestida del toro corrigiendo su brusquedad y haciéndole sangrar en la cruz – los lomos- evitando además la congestión del animal enfurecido-. Tauromaquia. Un par de puyazos dados y en buen sitio, hace que los toros malos o mansos se puedan lidiar con éxito, al corregir algunos defectos.
El toro no siente sufrimiento, ni se cree que sienta dolor por ello.
Es tanto el furor que lleva dentro, que acomete con más ímpetu si cabe.
Hay que hacerle sangrar, evitando el posible infarto -congestionarse-, por la fiereza del momento que vive.
De esa forma puede llegar con las fuerzas necesarias y, ahormada embestida para poder ser muleteado y ser ominado en su lidia.Es mala la comparación, pero algo parecido necesitaba yo en esos momentos para poder seguir lidiando con mi vida.
Llegué hasta el parking de la entrada al Complejo de las Cataratas del Iguazú, apenas quedaban algunos coches aparcados.
Allí me volvieron dos de los encargados de la vigilancia del Parque -con exquisita actitud- advirtiéndome de la hora.
Ya era tarde para mi visita –dijeron-, pues estaban cerradas todas las instalaciones al público.
Di la vuelta más no cejé en mi empeño de proseguir la visita proyectada a las Cataratas aquella misma tarde, aunque fuese por otro lado.
Necesitaba encontrar la calma a mi espíritu impaciente, o lo que es lo mismo, asomarme a la barandilla de la Garganta del Diablo para que se me evaporasen los pesares.
Efectivamente, a unos ochocientos metros de mí vuelta, vi la entrada de un carril terrizo -ya embarrado por la lluvia persistente- que recorría oblicuamente a mi derecha y se adentraba por un lateral de la calzada.
Inicié la entrada por el mismo -zigzagueando- hasta donde me fue posible, pero el coche patinaba y corría el riesgo de derrapar hacia la cuneta.
Aparqué entonces, ocultándolo de posibles observadores y circulación.
A esas horas difícilmente había visitantes pero seguro que saldrían los trabajadores del recinto al terminar su jornada de trabajo, retornando a sus hogares y mi auto debía dejarlo fuera de toda visión.
Enfundándome el impermeable que siempre llevo en mis viajes, -precisamente para evitar inclemencias imprevistas- encaminé el carril a pié en dirección norte, pensando encontrarme con las Cataratas, en poco tiempo. Así llegaría a mi destino antes de que anocheciese.
A cada paso que daba, notaba el peligro recechando en mí alrededor, -la selva en penumbra produce escalofríos-.
Mi corazón permanecía frío ante cualquier peligro de la selva.
Y mi atención estaba totalmente ocupada con el sufrimiento interno.
Sólo me sentía desdeñado y roto por mí amada Luana.
En pocos días me había llenado de felicidad y encanto, para darle un hachazo mortal a mis pretensiones futuras.
Todas mis ilusiones -desde que la conocí- se habían esfumado con su determinación y de un certero golpe.
Rasgó mis sentimientos, -cuando al escuchar de sus labios- me dijo: Paco has de disculparme pero no voy a acompañarte a España."¿Por qué...?.-Le pregunté-.Tengo miedo...-Contestó-Quizás la próxima vez que vengas pueda acompañarte.
Ahora no deseo dejar mi tierra, mi gente y todo el entorno que siempre me ha rodeado.Estas tierras son mi vida.
Nunca salí de aquí...
Aquellas palabras me helaron la sangre e hirieron profundamente en mi amor propio.
Destruyeron todos mis proyectos de vivir juntos.
Ha sido maravilloso nuestro encuentro.
-Prosiguió-.
Mi primer viaje en avión.
Después el regreso en auto hasta aquí.
La estancia en las termas de Chajarí -tan maravillosas y románticas-.
El paisaje de toda la cuenca del Paraná siguiendo la ruta 12 hasta llegar a Iguazú.
Yo no conocía verdaderamente mi tierra roja, los pueblos tan lindos al borde de la carretera, tanta industria maderera y las ciudades que me has enseñado tan maravillosas: (Buenos Aires, Santa Fe, Bella Vista, Paso de la Patria, Corrientes, Posadas, San Ignacio, Jardín de América, El Dorado, etc.).
Nunca había salido de Wanda, excepto a Iguazú.
Minas de Wanda.
Represa de Yaciretá sobre el Paraná, a su paso por Corriente. Wanda población situada en la Ruta 12, sobre su margen derecha y unos 40 kilómetros antes de llegar a Puerto Iguazú es lugar donde existen yacimientos de gemas de origen basáltico: topacios, jaspes, ágatas, cristal de roca, amatistas y otros cuarzos preciosos, actualmente en explotación a cielo abierto. Los días pasados contigo aquí -en mi tierra-.
Muchos otros momentos lindos que pasamos juntos tan felices.Más no puedo seguirte a tu país ahora… Ruinas de San Ignacio. Quizás haya sido la causa de mi cambio de actitud: el haber vuelto dos días después, añorando el estar junto a los míos de donde nunca me había separado y mi tierra roja que no se la puede sustituir –es la verdad que siento-: Tengo compromisos que debo cumplir.
Ante tal exposición y circunstancias me desarmó.
No había convencimiento posible, por más que yo le dijese para conquistar su voluntad de seguirme.
Insistí mil veces tratando de convencerla, pero todo fue en vano.
Ante tales sentimientos y sinceridad...
Me convenció y claudiqué.
Ahora que estoy lejos de esas tierras, lo entiendo perfectamente...
Ni el amor es capaz de desenraizar a las personas que, como ella, aman tanto a su tierra misionera.
Bendita tierra que has sido capaz de fomentar mi orgullo, hacerme sentir joven.
Para cualquier europeo que, encontrándose tan distante de su tierra y de los hábitos que han marcado sus caminos conocidos y por los que transita normalmente en su vida local: el encontrarse desdeñado en estas tierras tan hermosas y nostálgico de sus querencias –tan distantes ahora-seguro que cualquiera se siente más apesadumbrado y desmotivado por lo extraño y lejano a sus hábitos.
Versiones del Pombero. En una situación normal: todo se percibe de distinta forma, los conceptos cambian y se hacen menos penosos: por lo que la lejanía favorece que la tristeza te invada más profundamente el alma, como me ocurría a mí en esos momentos.
Una visita al Parque Nacional del Iguazú a horas tan intempestivas, bien sabía yo que podría proporcionarme más de un contratiempo; los caminos terrizos, son más ecológicos y muestran mucho más intensamente la selva -con su flora y su fauna más íntimamente conservada- pero se hace mucho más siniestra y cada ruido produce un sobresalto inesperado, con las consiguientes descargas de adrenalina.
A pesar del sin número de visitantes turistas que tiene al año, tanto la parte brasileña, como la argentina, las zonas vírgenes: aún se encuentran visibles al buen observador, nada más que deja los núcleos asfaltados.
Papagayo de pecho rojo. Salto del Macuco. Ruta BR-469. Pileta y salto de Pozo Negro. BR-469 Puente Internacional de la Amistad Paraná a su paso por Paraná. El río Paraná navegable. Los pequeños riachuelos serpenteaba por entre los arbustos y los bambúes, tratando de estabilizar y ordenar la lluvia pertinaz y abundante que estaba cayendo y cuyo ruido –al caer sobre la flora- producía una sobrecogedora situación precautoria en alerta, mezclada con miedos infundados.
A veces me paraba un momento, sin poder controlar voluntariamente mis pasos, al distraerme…, porque veía claramente el disparate que estaba cometiendo en esos momentos y, que sin lugar a ningunas dudas, me llevaría a cometer algunas de las locuras más idiotas observadas en mí, y que, por lo inusual me servirían de penitencia innecesarias en lo sucesivo.
Mi mente trataba de distraerse a cada paso que daba para no caer en el desaliento, pero en el fondo de mi ser, subsistía la razón de mi visita, y era: la de sanarme, hurgando y tratando de darle salida comprensible, al revés que había sufrido: ante la negativa de mi amada de acompañarme de regreso a mi país. Salto Encantad y Selva misionera. La lluvia tenaz se filtra por mi cogote y hace un leve viento pero pertinaz que favorece la dispersivas gotas que caen, como en un abanico de saetas, al querer invadirlo todo.
Ya se han formado una pertinaz torrentera que baja por el lado izquierdo del carril; va turbia rojiza llevando algunas hojarascas flotando en su superficie.
Me imagino lo mal que he de pasarlo, si no me doy prisas por llegar al hotel y dejo que me coja la noche que está al acecho.
Hace bastante rato que no se perciben ni, el olor a tierra mojada, o el trino asustadizo de de los pájaros.
Las cortezas de los árboles destilaban por sus llagas un sinfín de manantiales, dislocados por la fuerza de la gravedad que los arrastraba dando brillo a los trocos en su bajada, a la vez que hacía huidizos los innumerables insectos que los poblaban. Algunos de ellos ya habían formado pozas en sus cepas y algunas hormigas flotaban jadeantes sobre el agua, queriendo escapar a zonas más segura.
Casi todas escapan del torrencial líquido que quería hacerlas naufragar en sus propias casas.
Iba yo caminando y ensimismado con estos pensamientos, sin tener oídos para los ruidos extraños que a cualquiera pueden sobrecoger en aquél ambiente selvático, casi en penumbra y con aquella tormenta desconocida, tratando de acallar mi testarudez soñadora: cuándo de mi lado derecho oí una voz, ruda y potente que me caló hasta las médulas de los huesos.
Nunca había oído algo parecido, pero sin lugar a dudas era la voz de un humano que trataba de pedir ayuda al ver o sentir que me acercaba.



CAPÍTULO IV.
Eran improperios e insultos los que lanzaba aquel ser desconocido de forma imperativa.
Imbécil, estúpido, mal nacido, chabacano, hijo de Satán, etc.
¡Sácame de aquí...!.
¡No te pases de largo...!.
¿Eres sordo...?.
Me sorprendió y no debo ocultar que me asustó bastante al comprender que iban dirigidos a mí.
Me paré en seco.
¡Sácame de aquí..., que no te de miedo..., quítame este tronco de encima...!.
-Seguía diciendo en tono cada vez más exigente y mal educado-.
Aquellas palabras mal sonantes y con ira me sacaron de mi abstracción.
Yo nunca he creído en tales leyendas y mucho menos en ese tipo de seres, que no son tangibles -producto de la imaginación del ser humano-. Tampoco temí a los muertos, ni a sus apariciones, de las que tanto se ha hablado y escrito, formando parte de las creencias de muchas culturas.
Más bien, el hombre debiera tener miedo de sí mismo, de los vivos…
Los muertos no pueden hablar, ni moverse del lugar donde fueron enterrados, porque la materia empieza a descomponerse de inmediato. Forzosamente no podría ser de otra forma: ¿el Pombero tenía que ser un ser humano…?.
Además debía ser muy torpe –esto lo pensé en breves segundos-, pero no podía entenderlo, su estado se suponía más capacitado y mejor que el humano.
El no era una persona corriente y vulgar, sino especial...
Echándome hacia atrás, me planté en medio del carril y dirigiéndome directamente hacia aquel maltrecho parlanchín, con toda mis energías, le dije:"Tan imbécil, idiota y estúpido has sido tú, -patán de medio culo, para dejarte atrapar tan torpemente por ese árbol, ¡pedazo de boludo! "...
Seguro ha tardado por lo menos 2 minutos en dar con sus astillas en el suelo.
Hasta te debió dar tiempo para alejarte de él, por lo menos media legua.
Hay que aguantar a un imberbe, cretino y mediocre ser como tú…
No puedo imaginar lo que llegarías a ser: cuando estés en plenas facultades físicas y mentales, totalmente liberado de todos tus problemas.
Debes ser un tipo insoportable.
Me asaltó repentinamente un recelo total -que me llevo a ponerme en guardia con prestancia- ante tal acontecimiento imprevisto.Mi mente estaba alocada repasando sus archivos para poder describir esta situación razonadamente.
No encontraba significado posible a tal acontecimiento.
El peligro era inusual y notaba como se cernía sobre mí.
No encontrando otra alternativa posible, la sangre se te hiela y cavilas socarronamente la forma de enfocar las situaciones difíciles.
Desde luego ésta era una de ella.
Hay quienes tienen por norma: contar hasta diez antes de tomar una determinación en ocasiones comprometidas, normalmente cuando no son peligrosas físicamente pero ésta si lo era.
Adopté esa conducta que me pareció adecuada para el momento de peligro y después pensé que me había dado excelentes resultados.
Me percaté al segundo de mi situación ventajosa con respecto a aquél ser que hablaba y hasta se permitía ofenderme solicitando mi ayuda.Es increíble la rapidez de actuación del cerebro humano, ante los momentos que considera peligrosos.
Ante el riesgo inminente y desconocido, la inteligencia se agudiza.
Dominas mejor tu voluntad y la pones al servicio se tu raciocinio.
Claro, te vuelves más conservador y precavido.
Los movimientos son instantáneos y dictados directamente por tu cerebro sobre todo el organismo.
El mecanismo de defensa física se dispara automáticamente, calculando los riesgos posibles, con objeto de adelantarse a los acontecimientos y tratando de que sean lo menos dañinos posible.
En primer lugar, el cerebro trata de evitar los daños, adelantándose a que éstos ocurran, tratando al menos de que no nos cojan -los hechos peligrosos- por sorpresa.
Es lógico que el cerebro ponga a todo el organismo en situación y prevención de soportar un acto peligroso o de riesgo, -cualquier prevención es poca- ante un riesgo, del que no sabemos calcular la intensidad de sus consecuencias vitales.
Dice el refrán: es preferible prevenir que curar…, o toda prevención es poca…
En definitiva te vuelves un autómata y es que todo tu cuerpo está en peligro y por ello dirigido automáticamente por tu Sistema Nervioso.
Eres dirigido desde lo más profundo de tu ser y las defensas se preparan automáticamente para un posible riesgo o asalto.
Automáticamente te imaginas la peor de las situaciones posibles –te sitúas en el estado preventivo-, no tiene verosimilitud, si no has tenido anteriormente experiencias similares, por lo que en muchas ocasiones tendrás que imaginar los riesgos.
No lo podía distinguir quién era, pero supe al instante que no se podía valer por sí mismo, al reclamar mi ayuda tan insistentemente.No veía nada que pudiera aclararme lo ignorado pero notaba en sus palabras la desesperación y el ansia de conseguir mi ayuda para salir de la situación donde se encontraba.
Debía haberle sucedido algún accidente imprevisto e inusual en él.
Di dos pasos atrás y no emprendí la carrera para alejarme de allí -por poco-…
Posiblemente, porque el terreno que pisaba, no me hubiese permitido dar dos zancadas seguidas, sin dar de bruces en el suelo.
Aquel ser que no conseguía distinguir entre la penumbra del bosque y el ramaje, seguía profiriendo insultos contra mí.
Llegué a pensar: si tan necesitado está de mi ayuda cómo es posible que no sea más amable al pedirla...
Algo raro ocurre aquí.
-Me dije-...
Tengo que ir con toda la precaución posible, si no me quiero ver desbordado por este ser tan imperioso.
También pensé: debo estar en mejores circunstancias que él y podría aprovecharme de mi ventaja.
Analicé fríamente la situación al tiempo que miraba por todas partes tratando de averiguar de dónde se venían dichos insultos y a la vez quién solicitaba mi ayuda.
Al cabo de un buen rato: pude notar el movimiento de unas ramas de un árbol caído, posiblemente por la tormenta -cuyo ramaje- cercano al camino se movían casi imperceptiblemente, pero algo más de lo que lo hacía el viento.
Con buen cálculo y cuidado me fui acercando hasta el lugar donde estaban las hojas moviéndose.
Traté de apartarlas tirando de las más cercanas, con objeto de poder visualizar -en lo posible- el aspecto de aquél ser desconocido.
Nuevamente empezó a decir improperios:
¡Miope...!. ¿No me ves…?.
Estoy aquí un poco más a tu izquierda.
¿Quítame este tronco de encima...?.
Repetía con bastante frecuencia…
Guiado por el sonido de estos últimos insultos..., pude verle en parte...
Estaba atrapado por el tronco de una araucaria de mediano tamaño. “Antiguas creencias Mapuches, -magnifican las características de este precioso árbol de la familia de las coníferas piñoneras- y especialmente entre la etnia de los pehuenches.
Es un pino oriundo de Sudamérica que está extendido por casi toda la cordillera de los Andes y algunas zonas de la costa.
El piñón sirve de base alimenticia de los pehuenches cuya población está extendida a ambos lados de la cordillera andina.
Araucaria, araucana -pino piñonero- Cacique Mapuche. Mujeres Mapuches. Están más extendidos por las provincias de Neuquén y Mendoza y en las vertientes chilenas desde el río Maule hasta el volcán Lonquimay. Perdieron su autodeterminación –tolerada por la corona española- durante mucho tiempo, contra quienes mantuvieron guerras esporáneas durante más de 300 años”.
Atrapado bajo aquella araucaria, parecía un renacuajo moviendo su cola.
Sólo pataleaba según vislumbraba en la penumbra.
Estaba tapado por el ramaje de medio cuerpo hacia arriba y sólo se podía ver -desde donde yo estaba colocado- las pantorrillas y los zapatos. Podía mover las rodillas y los tobillos, pero los muslos y parte del tronco los tenía bien atrapados por la araucaria.
El resto estaba tapado por el ramaje intermedio.
Estaba malhumorado y bastante dolorido posiblemente.
Hacía feroces movimientos tratando de salir de aquella situación, sin éxito.
Lo hacía con mucho empeño, empleando todas sus fuerzas y habilidad.
Por lo visto había sufrido un accidente nada común para alguien avispado.
No podía ser de otra forma…
Quizás él fuese inválido o la tormenta le cogiese durmiendo.
No era posible que estuviese dormido, en aquellas circunstancias.
Los truenos le habrían despertado y habría tenido tiempo de alejarse del entorno donde volcó el árbol. No tenía, por lo que pude ver, aspecto de un ser normal de los que había conocido hasta entonces.
¡Quizás sea un ser especial que habita en estos bosques..!, llegué a pensar.
Me habían hablado de ello y leí algunos libros sobre duendes que habitaban en las selvas y los bosques.
Incluso por Sudamérica, parece ser el lugar: donde más frecuentemente hallarlos.
Desde tiempos ancestrales siempre se han creado leyendas –muy creíbles- por los lugareños sobre duendes, gognos, hadas, etc. Leyendas y mitos para despertar la ilusión de los niños o atemorizarlos.
¿Podría ser que existiesen y hubiese ido yo a dar con un ejemplar en estos bosques?...
-Me preguntaba-
¿Qué haría este individuo, en este lugar y atrapado de esa forma?...
Más estaba yo allí también, no siendo un lugar habitual para mí.
Todo era posible.
Desde tiempos remotos el pueblo cree lo que ve y se atemoriza de lo desconocido, por ello hay mucho de vedad en su idiosincrasia.
La sabiduría de los pueblos de diferentes etnias son muy receptivas y mucho más cuando estas regiones han sido pobladas por variedad de tribus.
Con una carga cultural enorme y costumbres tan reconocidas que han sido autóctonas de la zona, durante siglos.
Especialmente la guaraní, que se extendía por Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia. Uruguay, etc.
Versiones del Pombero. “Los guaraníes son un grupo de personas oriundas del Mato Groso brasileño que emigraron al sur a todo lo largo de las cuencas de varios de los ríos, ricos en flora y fauna, más caudalosos y grandes de Sudamérica.
Étnicamente son avahes cuyo significado –en castellano-- es: hombre.
Los conquistadores les llamaban carios, chan driles o chandules.
Algunos autores los refieren como originarios de la cuenca del Amazonas y con el tiempo se fueron diseminando hacia el sur, siempre alrededor de los grandes ríos y sus afluentes u otros donde abundara más comida.
Descendientes de Guaraní, que era el segundo hijo de Aguar.
Están diseminados por casi toda América del Sur, en su mayoría por los entornos a la cuenca del río Paraná, la del Mamoré, del Paraguay, del Uruguay y algunos de sus afluentes más importantes o lagos naturales.
Esta migración paulatina se fue produciendo debido a las necesidades de conseguir más alimentos: más abundancia pesquera, el cultivo de nuevas tierras, bosques con más caza, también al avance y expansión de otros pueblos amazónicos-con los que mantenían guerras- que les empujaban.
Estos pueblos indígenas, vivían en claros que hacían quemando el suelo de los bosques y selvas, formando aldeas, asentándose temporalmente.
Se agrupaban en tribus, constituidas por unidad familiar completa y autosuficiente. Alrededor a la plaza central –dejando un patio para las reuniones del consejo de la aldea-, situaban las casas perimetralmente formando un cuadrilátero paralelogramo –casi siempre un cuadrado- .
El poder civil y social recaía en un único miembro respetable y anciano de la aldea “el cacique” y el poder religioso correspondía al “payé”. Son muy buenos navegantes de los grandes ríos y reconocidos pescadores, cazadores, recolectores y buenos agricultores que labraban su propia tierra, sin que entre ellos existiese la propiedad privada.
A la llegada de los conquistadores, éstos creyeron que los guaraníes eran un pueblo sin creencias religiosas – pues no se veían templos por ninguna parte-, pero era todo lo contrario, su religión tenía un significado muy profundo y en parte es muy parecida a la nuestra: son monoteístas.
Ñamandú, era el padre de todo -bondadoso, fuente de toda vida, omnipresente en todo lo que acontecía en el orden universal- y, Aña, que representaba al mal y todas sus consecuencias, productos de las enfermedades, las catástrofes climáticas, y en definitiva la muerte.
Tienen creencias profundas: base fundamental de ello es la continuidad de la vida después de la muerte, abastecen a sus seres al morir, para un largo y penoso camino hacia la otra vida, sin males, ni sufrimientos.
Su dios bueno y omnipresente es el patriarca creador que cuida con esmero de todos y da los consejeros para prepararles al otro mundo, apoyándose en los personajes mitológicos para conseguir sus fines y en contraposición de los subalternos de Aña que pretendían todo lo malo.
Practicaban el canibalismo, para conseguir las energías del personaje que comían, casi siempre guerreros capturados…, y pasaban a fiestas, consumiendo alucinógenos.
Buscaban la tierra sin mal agujé que era un estado individual y mental, adquirido en solitario o en grupo.
Se han creado multitud leyendas por los lugareños que conviven con estás tribus y que forma parte de su cultura as central, algunas muy creíbles y ciertas sobre mitos, hadas, duendes, semidioses, etc.
En su mayoría -es posible que sean ciertas o estén algo distorsionadas-, pero que encierran verdades como templos y sobre todo: cultura y costumbres que son reales, de hechos incomparables y de gran enseñanza...

Tales calificativos…, de sopetón y en tales circunstancias, me hicieron retroceder unos pasos y tomar medidas precautorias.

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